6 trucos para ayudar a elegir incluso a los más indecisos
Las decisiones importantes nunca son fáciles para nadie. Pero hay veces en que hay que tomar una decisión aparentemente sencilla y uno duda a cada paso. Esta situación tiene un nombre: “fatiga de decisión”. En sus casos más avanzados, las personas caen en el estupor, incluso a la hora de elegir qué cenar.
Sin embargo, hay algunos consejos que facilitan el difícil proceso de elegir una comida y ayudan a despejar algunas dudas.
Fijar un plazo
Si se te avecina la necesidad de tomar una decisión importante, pero no hay un plazo claro para hacerlo, fíjalo tú mismo. Por un lado, más tiempo es bueno porque puedes prepararte a fondo, sopesar todas las opciones y dar con la mejor. Por otra parte, no tener un plazo preciso provoca un sinfín de dudas, de darle vueltas a la misma información, de ansiedad… y de aplazamiento de la decisión.
Dicho esto, es importante que el plazo sea realista. No es buena idea retrasar una decisión un par de años, pero obligarse a tomar una decisión en dos horas tampoco lo es.
Deja de recopilar información puntualmente
La información es importante, pero cuantos más datos, más confusión y dudas. Además, la propia investigación requiere tiempo y esfuerzo. Así que en algún momento tienes que decirte a ti mismo “basta” y limitarte a los conocimientos que ya tienes.
Supongamos que quieres comprar una casa en el campo. Si estás investigando cada zona, pueblo y urbanización y averiguando todo, desde la accesibilidad hasta las conexiones de transporte y el medio ambiente, pasando por los planes de desarrollo para los próximos diez años, te volverás loco.

Así que merece la pena destacar algunos de los parámetros clave que son más importantes para ti y recopilar datos solo sobre ellos.
Limite tus opciones
Es posible que hayas oído hablar del experimento de recoger mermelada. Se pidió a los clientes de un supermercado que probaran y compraran mermelada, pero algunos de ellos tuvieron que elegir entre 24 sabores diferentes, mientras que otros tuvieron que elegir entre solo seis.
Parecía que cuanto más rica fuera la elección, mejor, pero en realidad la abundancia resultó ser desalentadora. Los participantes en el experimento a los que se mostraron 24 latas acabaron "colgados" y sólo el 3% de ellos realizó una compra. Y entre los que tenían seis sabores para elegir, el 30% compró la mermelada.
Los resultados de este experimento merecen la pena: si tienes demasiadas opciones ante ti, intenta cortar artificialmente algunas de ellas. Y si eliges qué pedir para comer, acuerda contigo mismo que esta semana sólo comerás cocina asiática o, digamos, sólo platos de Cuaresma.
Imagina que la elección ya está hecha
Con un poco de imaginación, puedes llegar al fondo de lo que realmente quieres y tomar las mejores decisiones. Este “mirar hacia delante” y trabajar hacia atrás es una de las técnicas de la terapia orientada a la solución a corto plazo. Este enfoque psicológico ayuda a tomar decisiones de forma rápida e indolora.
Acude a un asesor
Si tienes a tu alrededor a alguien de confianza, honesto y amable que pueda ofrecerte una opinión sincera, pídele una. Puede tratarse de un amigo, un compañero o un padre. Intenta pedir esa "ayuda de pasillo" si estás totalmente confundido. Pero recuerda que, en cualquier caso, tú eres el responsable de la decisión.
Toma tus decisiones por la mañana
Los investigadores han descubierto que al principio del día y después del descanso, los jueces toman decisiones más informadas y adecuadas que por la tarde, cuando están cansados y confusos.
En principio, esta pauta es lógica y no necesita verificación científica. Por la mañana tenemos más energía, aún no estamos agotados por las muchas decisiones que hemos tenido que tomar durante el día. Así que, si tienes algo importante que decidir, hazlo nada más levantarte.